Debido a la gran cantidad de casos con los que nos encontramos en consulta, hemos decidido dedicar el capítulo de hoy a una infección vírica que afecta de manera muy común a nuestros felinos. Lo encontramos en especial en gatitos de poca edad y recogidos de la calle, debido a sus bajas defensas y la gran probabilidad de que hayan estado en contacto con el virus. El calicivirus felino afecta tanto a gatos sanos como enfermos, y debido a su alta capacidad de mutación, es decir, la gran facilidad que tiene para cambiar, hay que estar muy atentos para poder actuar de la mejor manera posible, tanto a nivel de tratamiento, como de prevención. También hay que tener un control de la evolución de los pacientes.
La mayoría de las veces, lo que vemos son gatos que parecen resfriados, con conjuntivitis, a veces estornudos y mocos. Pero estos signos son muy inespecíficos, y pueden ser provocados por otros agentes infecciosos.
El virus entra a través de la nariz o la boca principalmente y se desarrolla en el tejido linfoide de la orofaringe, pudiendo viajar desde allí a otras partes el cuerpo, como el pulmón. También podemos encontrar (y por desgracia es muy común) úlceras orales, que pueden aparecer tanto en la lengua como en la cavidad oral (paladar y mucosa de la boca), y que pueden hacer que el gato deje de comer, ya que suelen ser muy dolorosas.
A veces también nos encontramos con úlceras o pequeñas heridas cerca de la nariz o los labios. De hecho, este tipo de úlceras nos pueden orientar al diagnóstico del calicivirus, ya que no son comunes a muchas otras infecciones. O dicho de otra forma, es un signo característico de estas infecciones calicivirales.
En casos grabes puede haber afección pulmonar (por ejemplo principios de neumonía) y artritis, aunque no es tan frecuente.
También podemos encontrar úlceras corneales como consecuencia de conjuntivitis crónicas, y sobre todo si el animal se rasca constantemente los ojos.
¿Cómo se contagia?
Desgraciadamente, es un virus fácil de encontrar, muy resistente y fácil de trasmitirse de unos animales a otros, por eso el riesgo de que nuestro felino contraiga este virus, aumenta si se trata de un gato que sale a la calle o está en contacto con otros gatos. Aunque también se puede transmitir a través de vectores (objetos, tierra, ropa), ya que el virus permanece mucho tiempo intacto en el ambiente.
¿Cómo puedo prevenir el contagio?
Existe una vacuna contra este virus, que normalmente todos los veterinarios incluimos en la pauta vacunal, de forma habitual. Por eso, si tu gato está vacunado, el riesgo de contraer la enfermedad es mucho menor. Aunque, si recordamos lo dicho anteriormente, se trata de un virus muy cambiante, por lo que el hecho de estar vacunado no hace imposible el contagio.
Por el mismo motivo, se recomienda la vacunación anual tanto en animales sanos como en animales que han tenido la enfermedad.
No se contagia a perros ni a personas.
¿Tiene cura?
Como ocurre con todos los virus, hay muy pocas cosas realmente eficaces para hacer que desaparezca la infección y casi siempre depende, en última instancia, de que nuestro animal consiga desarrollar las defensas suficientes como para eliminar al virus del organismo. Por ello, casi todos los tratamientos, como antibióticos o antinflamatorios, colirios, etc, son solo tratamientos de soporte, para intentar que el animal se encuentre mejor y para prevenir o curar infecciones secundarias que puedan aparecer a raíz de esta infección vírica.
Puede suceder que el animal no llegue a librarse nunca del virus y quede una infección crónica, a veces asintomática. ¡Mucho cuidado con estos gatos que no presentan síntomas!, ya que de igual manera pueden eliminar el virus y contagiar a otros felinos. Por eso, volvemos a repetir, es muy importante tenerlos a todos correctamente vacunados.
Siempre que te sea posible, y que tu veterinario lo considere oportuno, te recomendamos también realizar la prueba de la leucemia y la inmunodeficiencia felina, ya que gatos que presentan estas enfermedades están especialmente predispuestos a padecer todo tipo de infecciones víricas, bacterianas, etc, con mayor facilidad. Te recomendamos que realices la prueba especialmente si se trata de gatos recogidos de la calle o de un origen incierto, y que lo hagas antes de introducirlos en tu hogar, sobre todo si ya tienes otros gatos (para evitar que estos puedan contagiarse).
Infórmate en tu veterinario de confianza sobre los test de FiV-FeLV y sobre la pauta vacunal de tu felino.
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