Todos los propietarios de mascotas sabemos la tendencia que perros y gatos (especialmente perros) tienen a coger cosas con la boca: los calcetines, las zapatillas, sus juguetes, piedras… No es de extrañar que alguno de estos objetos acabe siendo ingerido. En el mejor de los casos, el objeto pasará a lo largo de todo el tránsito intestinal sin producir daño alguno al animal y será eliminado con las heces; pero la realidad no siempre es tan sencilla y nos encontramos frecuentemente con casos de obstrucciones intestinales por cuerpos extraños. Hoy les dedicamos nuestro capítulo a estos pequeños accidentes.
¿Qué síntomas provocan? Por lo general, la ingesta de cualquier objeto o cuerpo extraño (tanto si provoca obstrucción como si no) puede provocar gastritis (irritación del estómago, que no puede digerir el objeto), enteritis (irritación e inflamación del intestino), o ambas (gastroenteritis). Por lo que es muy común ver que el animal no quiere comer y está decaído. En muchos casos, también puede presentar vómitos y diarreas. Si además existe una obstrucción intestinal, el animal puede pasar de la diarrea a no defecar directamente. Suelen presentar tenesmo: es la sensación de querer hacer caca pero no poder, que puede ir acompañado de dolor más o menos intenso.
Además, dependiendo de la gravedad, el animal puede presentar fiebre, taquipnea (respiración acalerada), debilidad o hipotensión, entre otros signos.
El hígado y el páncreas también pueden inflamarse.
¿Qué se puede hacer en estos casos? Si sospecha que su mascota se ha comido un objeto, acuda lo antes posible a su veterinario de confianza para que le realice una revisión general y pruebas diagnósticas (como ecografía y radiografía- simple o de contraste) para poder determinar la localización de dicho objeto y su gravedad. Sobre todo, no le fuerce a comer ni a beber agua si vomita. Cuando un animal no quiere comer y vomita, cualquier tipo de ingesta hará trabajar más al estómago y segregar más ácido clorhídrico, que es justo lo que queremos evitar en estos casos.
Es recomendable realizar también una analítica sanguínea para saber el estado de los demás órganos.
En muchas ocasiones, la solución puede ser sencilla, y el tratamiento consiste en dar protectores de estómago, antiheméticos y algún laxante. Pero en otros casos más complicados, ya sea por localización o por el tamaño y peligrosidad del objeto en sí, se requiere una extracción quirúrgica.
Recordaros también que, en muchas ocasiones estas obstrucciones intestinales están provocadas por huesos que les dan de comer los propietarios pensando que “nunca pasa nada”. Pero la realidad es que un porcentaje muy elevado de casos de onstrucción intestinal, se debe a la ingesta de huesos, que el perro no puede digerir y le provocan gastroenteritis, o bien acaban, literalmente, formando un “tapón” en el intestino. Así que, como consejo para acabar: ¡¡HUESOS NO!!!
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